Según un artículo traducido en alemán, parece que el sentido del gusto de las personas cambia cuando vuelan.
Lufthansa encargó una prueba de sabor donde los sujetos fueron colocados en una cámara de baja presión para simular las condiciones de vuelo.
Los sujetos de prueba proporcionaron la respuesta científicamente informada: a bajas presiones hay un aumento de los llamados umbrales de olfato y gusto: las hierbas, las especias, la sal y el azúcar requieren dosis más altas para ser percibidos. Uno huele los platos y las bebidas “como si tuvieran un resfriado”, dijo Burdack-Freitag. La sal tiene un sabor de 20 a 30 por ciento menos intenso y azúcar de 15 a 20 por ciento menos.
Normalmente, el jugo de tomate es un poco salado para las personas. Sin embargo, a presiones más bajas, parece que el sabor sería menos intenso y tal vez más agradable.
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