Creo que dos factores están en juego aquí:
- Los meseros pueden no saber exactamente qué está usando la cocina;
- Hay un cierto nivel de “¿Cuál es la diferencia?” entre aquellos que no están particularmente interesados en la comida.
Engañar al cliente no suele ser una buena práctica comercial. Incluso los camareros saben esto.