La respuesta es simple: los bebés pequeños no pueden digerir la leche de vaca de manera tan completa o sencilla como digieren la fórmula. Además, la leche de vaca contiene altas concentraciones de proteínas y minerales, que pueden estresar los riñones inmaduros de un recién nacido y causar una enfermedad grave en momentos de estrés por calor, fiebre o diarrea. Además, la leche de vaca carece de las cantidades adecuadas de hierro, vitamina C y otros nutrientes que necesitan los bebés. Incluso puede causar anemia por deficiencia de hierro en algunos bebés, ya que la proteína de la leche de vaca puede irritar el revestimiento del estómago y el intestino, lo que lleva a la pérdida de sangre en las heces. La leche de vaca tampoco contiene los tipos de grasa más saludables para los bebés en crecimiento. Por estas razones, su bebé no debería recibir leche de vaca regular durante los primeros doce meses de vida. Una vez que su bebé haya cumplido un año, puede darle leche entera de vaca, siempre que tenga una dieta balanceada de alimentos sólidos.
Pero siempre se sugiere y recomienda que los bebés de menos de 6 meses sean amamantados solamente.