Bueno, la cuestión de la revolución agrícola fue que ocurrió mucho antes de la aparición de los primeros sistemas de escritura, por lo que no se registró absolutamente nada al respecto. Todo lo que sabemos sobre esto proviene de la evidencia arqueológica que solo nos dice algunas cosas generales.
Al principio, alguien descubrió que podía obtener plantas alimenticias para que crezcan al guardar y plantar las semillas. No se sabe cómo llegaron a este descubrimiento y si la gente enterró las semillas o simplemente las dispersó.
Durante mucho tiempo, el único alimento que teníamos disponible y que era lo suficientemente fácil para nosotros para cultivarlo era granos. Estos serían los ancestros silvestres del trigo, la cebada, el centeno y la avena, y posiblemente algunas otras cosas que ni siquiera se consideran ‘alimentos’ en la actualidad.
Con la capacidad de cultivar alimentos a pedido, los humanos comenzaron a pasar de una vida nómada de cacería y recolección a una vida sedentaria de agricultura y aldeas, y las herramientas de caza fueron reemplazadas gradualmente (pero no completamente) por herramientas para plantar y cosechar granos.
Sin embargo, esto no fue del todo bueno. En comparación con la caza y la recolección, nuestra dieta se volvió mucho menos diversa, y como resultado, hay evidencia de desnutrición generalizada. Además, los granos se molieron para el consumo a mano utilizando una piedra de moler, cuya práctica a menudo condujo al desarrollo de la escoliosis. El precio que los humanos tenían que pagar por una mayor seguridad alimentaria era bastante considerable, y pasaron miles de años antes de que finalmente hubiéramos recolectado y domesticado una variedad lo suficientemente grande de alimentos silvestres como para superar estas desventajas.
