Los críticos de vinos de renombre siempre hacen degustaciones y críticas “a ciegas”. La etiqueta e incluso la botella se ocultan a la vista para evitar influir en la persona que prueba el vino. La industria del vino ha sido consciente del sesgo cognitivo-perceptivo durante mucho tiempo y se toman grandes molestias para dar cuenta de este efecto.
Aun así, la cata profesional de vinos es una tarea muy difícil. Requiere algo de suerte en genética, estudio prolongado y una gran dosis de experiencia práctica. Después de todo eso, el resultado final no es muy confiable. Un catador experimentado sin dudas puede diferenciar una botella de “2 buck chuck” de una cosecha principal de Chateau Lafitte, pero separar una calificación de 85 de una calificación de 80 es considerablemente más difícil.
Recomiendo mucho la película “Somm” para cualquier persona interesada en el mundo de la cata y clasificación de vinos.