La respuesta está en nuestros cuerpos y no en la lata de refresco,
En términos generales, cuando estás en un avión, está a mayor altitud y cuando es nuestro cuerpo intenta adaptarse a la presión atmosférica. Dado que nuestros cuerpos intentan adaptarse, nuestros papilas gustativas no están excluidos. Para saborear debemos oler, ya que la forma en que degustamos los alimentos depende en un 80% de cómo llega a nuestras narices, no es el alimento el que se deteriora en el vuelo, sino el cuerpo que está reaccionando a grandes altitudes. Una de las razones de la falta de gusto es que nuestro sentido del olfato disminuido también se debe al aire acondicionado filtrado, el moco en nuestros conductos nasales se seca, lo que impide nuestro sentido del olfato.
