¿Menos ético? No, solo más desagradable. Nosotros en los Estados Unidos hemos criado perros con mascotas, por lo que se han convertido en una extensión de nuestras familias.
Muchas personas prodigan más cuidado a sus perros que sus propios hijos, por lo que la idea de comerse un perro (incluso si no es la suya) es aborrecible.
Los primeros nativos americanos (y otras culturas humanas primitivas) vieron a sus perros como un recurso más (un animal de trabajo) y se los comieron cuando no tenían nada más que comer.
Hay otras culturas que no hacen que los perros (gatos, ratas, monos, etc.) sean tan especiales, después de todo, debajo de la piel sigue siendo carne.