Piensa en mí, la estudiante tranquila y trabajadora que no puede concentrarse porque hay ruidos pop gaseosos en todas partes. No me gusta gritar partidos con otras personas, así que me callé y lo tomé, incluso si eso significa no hacerlo tan bien como debería.
O a mí, la maestra, cuyo mundo se convierte en un infierno para los niños que llegan con azúcar todos los días después del almuerzo y cuyo problema se agrava muchísimo con el pop.
O a mí, el profesor de gimnasia / administrador de salud, que solo quiere que los niños bajo su cuidado vivan saludablemente, y que sepa los diversos problemas que surgen de bebidas como estas a largo plazo.
O a mí, el Director / Director encima de él, que ahora tendrá que luchar múltiples y resbaladizas batallas contra el café, las bebidas energéticas, y similares, que tendrá que pasar por horas de problemas totalmente evitables.
O a mí, el conserje, que tendrá que limpiar todas las bebidas derramadas, por accidente, intimidación, pegarle al hombre, lo que sea. Tendré que limpiar varias de estas manchas extremadamente pegajosas CADA DÍA mientras tenga este trabajo, además de todas las otras cosas terribles que tengo que hacer.