Terminas con menos nutrición que con alimentos no quemados. El calor destruye muchos compuestos químicos. Si quema la comida lo suficiente, terminará con carbón y ceniza. La ceniza está compuesta de minerales inorgánicos como la sal y el calcio, junto con las huellas de muchos otros. Nada de eso es dañino, pero tampoco es particularmente nutritivo.
Desea que su comida “queme” su sistema digestivo.