Yo nomino a los Estados Unidos.
Luciendo como guerreros de otra edad, con sus abrigos y bigotes barriendo, los turcos aplicaron su solución estándar: arreglaron las bayonetas y cargaron. Los chinos corrieron. Una pequeña parte del crédito por los éxitos turcos en Corea puede deberse a los panaderos estadounidenses , que aprendieron a hacer un pan pesado que conviene a sus aliados galantes: usar trigo y harina de arroz y aceite de oliva. Un coronel estadounidense que visitó Corea trajo a Washington la semana pasada el texto de un clásico mensaje enviado por los turcos, a un depósito de suministros estadounidense: “Enemigo atacado, atacamos. Envíenos más pan”.
Este es un pasaje de un artículo de Time, 5 de febrero de 1951 | Vol. LVII No. 6.
