Como dice Earle Singer: la extracción de las pieles (durante el fermento) de los diversos polifenoles parece tener efectos beneficiosos, incluso si se trata de cualidades diminutas. Las Qercitinas, las catequinas e incluso los componentes de color (antocianinas) tienen beneficios comprobados para la salud.
Existe una buena evidencia de que los polifenoles de la uva funcionan de muchas maneras diferentes para prevenir enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades “mediadas por la inflamación”. Los polifenoles son antioxidantes naturales que se encuentran en las uvas y algunos otros alimentos vegetales. Sus tipos y acciones varían, dependiendo de dónde se encuentran en la uva. Las semillas de uva, la piel de uva y el jugo de uva contienen varios tipos de polifenoles, que incluyen resveratrol, ácidos fenólicos, antocianinas y flavonoides.
A través de sus efectos antioxidantes, los polifenoles de la uva ayudan a disminuir o prevenir el daño celular causado por la oxidación. Los polifenoles disminuyen la oxidación del colesterol de las lipoproteínas de baja densidad (colesterol “malo”), un paso clave en el desarrollo de la aterosclerosis (endurecimiento de las arterias).
Los polifenoles de uva (en todas las uvas, no solo los rojos) también tienen otros efectos protectores sobre el corazón y los vasos sanguíneos, incluidas las acciones para reducir la coagulación de la sangre, los ritmos cardíacos anormales y el estrechamiento de los vasos sanguíneos. Todavía no está claro exactamente cómo se producen estos beneficios de los polifenoles, aunque hay evidencia de efectos sobre la señalización celular y sobre las acciones de ciertos genes. La amplia gama de efectos promotores de la salud sugiere que pueden estar involucrados varios mecanismos diferentes, posiblemente interrelacionados.
Contra estos beneficios, hay que sopesar los efectos negativos del alcohol, una de las principales drogas adictivas en el mundo. Sin embargo, la evidencia de que el hombre fabrica alcohol se remonta a más de 5.000 años, por lo que detener su consumo puede ser incluso más complejo que las pruebas de Sísifo.