El agua carbonatada es ligeramente ácida, de ahí el sabor agrio. El ‘refresco’ está destinado a contrarrestar esto porque el ‘refresco’ es alcalino.
El agua de lluvia recoge dióxido de carbono a medida que cae y también es ácido. Si cae sobre rocas que contienen carbonato de calcio, como tiza, piedra caliza o mármol, las disolverá ligeramente dejando las cuevas. La solución producida contiene hidrogenocarbonato de calcio o agua dura temporal.