En una suposición aproximada, después de haber ayudado a mi familia a comenzar y operar una lechería durante once años, y haber trabajado en media docena de otras operaciones, dos de las cuales fueron start-ups, su mayor problema será la volatilidad del mercado.
El precio de la leche oscila salvajemente, y dado que una granja es un negocio intensivo en capital y dependiente del flujo de efectivo donde no puede cortar la producción cuando su precio de pago cae por debajo del costo de producción, está potencialmente atascado produciendo a pérdida por largos periodos de tiempo.
En segundo lugar, la regulación gubernamental es una pesadilla, con múltiples capas de organizaciones competidoras que requieren que usted documente todos los aspectos de su operación y opere según lo que en muchos casos son estándares extremadamente arbitrarios o se arriesga a multas sustanciales.
En tercer lugar, el trabajo en sí es intrínsecamente peligroso. El ganado es grande y peligroso, el equipo pesado es peligroso, la falta de sueño y el trabajo extenuante son peligrosos, y el estrés es ineludible.
Por último, las vacas pisotearán los dedos de sus pies.
