La diferencia entre el café normal y descafeinado generalmente se nota después del consumo con efectos como: te sientes más despierto, tu corazón late más rápido,
orinas más, la temperatura de tu cuerpo aumenta y es posible que te cueste dormir con un cafe normal con cafeína.
Los métodos modernos de descafeinación (es decir, agua suiza y dióxido de carbono supercrítico) pueden extraer la cafeína sin ningún impacto en los sabores aromáticos del café, por lo que es casi imposible notar la diferencia a través de una prueba de olor y sabor. La cafeína tiene un sabor amargo suave por lo que su eliminación debería hacer que la decafe sea un poco más dulce, pero es indiscernible debido a que la cafeína representa menos del 3% de la infusión de café.
El único signo revelador de un café descafeinado y un café normal que he observado utilizando el método del espresso es que el decafe no produce el mismo nivel rico de crema. Así que mi conjetura, si se presenta con la prueba en una barra de espresso, sería elegir el espresso con menos crema y un color más claro que el descafeinado.
La razón de esta crema menos rica podría ser un efecto secundario del proceso de descafeinización, pero sospecho que tiene más que ver con el hecho de que el café descafeinado es un vendedor lento en proporción al café con cafeína normal. Estos intervalos de tiempo entre las porciones de café descafeinado pueden permitir que la humedad en el aire ambiente sea absorbida por los granos expuestos y la molienda, reduciendo marginalmente su capacidad de liberar los aceites emulsionantes que crean la crema.
