Si los azúcares no se eliminan efectivamente de la cavidad oral, el riesgo de caries sería mayor. Esto se aplica a todo, desde un flujo salival reducido hasta azúcares pegajosos que no se eliminan de los dientes.
Los pedazos de mango que se quedan pegados entre los dientes tienen el potencial de aumentar el riesgo de caries porque esas piezas proporcionarían azúcar en una forma liberada a las bacterias en la boca. La mejor solución sería asegurarse de no dejar trozos de mango u otros azúcares atrapados entre los dientes durante un período prolongado.