Las verduras se componen de pequeñas celdas llenas de agua. Cuando están crudos, esas paredes celulares son impenetrables por las bacterias. Esta es la razón por la cual las verduras frescas no necesitan ser refrigeradas. La piel de las frutas y verduras actúa como una barrera natural contra la contaminación.
Cuando los cocinas, rompes esas paredes celulares y creas una entrada para las bacterias. Las verduras congeladas son susceptibles a la contaminación y al crecimiento bacteriano. Debe cocinarlos a 165 grados por ese motivo.