Mucha de la comida que se tira no tiene que ser así. Todo se puede dar con algún otro propósito. El pan rancio, siempre que no se haya enmohecido, se puede guardar y usar en recetas, como las albóndigas de carne, o cualquier otra cosa donde se requieran migas de pan.
Muchas partes de las verduras se tiran cuando se pueden comer, como las hojas alrededor de una coliflor: se pueden sazonar, poner en el horno y hornear hasta que estén crujientes; se come mejor cuando está caliente o tibia. También se pueden triturar y usar en ensaladas. Los tallos de brócoli se pueden picar y usar en ensaladas o cocinar con brócoli. Cualquier parte de la verdura que no se coma, se puede guardar para hacer un caldo para usar en la preparación de salsa o sopa. Cualquier vegetal que no se pueda comer se puede usar como compost para el jardín. Incluso las cáscaras de huevo se pueden moler y rociar sobre la comida, especialmente la comida para perros, para agregar calcio adicional.
Las peladuras de la fruta se pueden guardar y usar para hacer bebidas, o agregar sabor extra a los postres.
Las comidas que no se comen (siempre que no contengan cebolla, ajo o puerro) se pueden mezclar con la comida de su perro. Incluso el agua en una tetera se puede guardar y usar para regar las plantas.
Por lo tanto, el 40% de los residuos idealmente se puede reducir al 10%, o incluso al 5%.
