Antes de ingresar al matadero, todas las vacas deben firmar una exención que establezca que entienden los riesgos involucrados en dicha actividad y su deseo de participar en la cadena alimentaria humana. De esta forma, todas las vacas tienen la posibilidad de optar por no hacerlo si la comida está en contra de sus creencias.
En el caso de vacas sin pulgares oponibles para agarrar un bolígrafo y firmar la renuncia, o sin la capacidad mental para comprenderlo, su representante legal puede tomar esa decisión por ellas. Al haberlos criado para ese propósito específico y estar a cargo de su crianza y mantenimiento, el agricultor es el representante legal obvio de esas vacas.
Entonces el granjero debería decidir qué vacas son sacrificadas. Que es una especie de lo que tenemos ahora.
O como las vacas Zen responderían a esta pregunta: Mu
