Para muchos niños es un rito de iniciación. Lo quieren porque sus padres lo tienen y, a menudo, no les permiten tenerlo. Una vez que empiezan a beberlo, se convierte en un hábito o se vuelven adictos a la cafeína.
También se ve como una norma cultural. ¿Quieres tener una conversación con un amigo pero no una comida? Tomar un café juntos. ¿Necesitas tomar un descanso de 5 minutos pero no tienes una excusa? Ve a tomar café
El café recto es barato y simple. Puede calentarte o despertarte. Se ofrece como un elemento básico de cualquier restaurante, incluidos refugios y puestos militares. Solo tienes que saber cómo te gusta.
Para los curiosos, no me gusta el café.