Propinas es cultural. Algunas culturas lo consideran aborrecible porque indica que el empleado está siendo mal pagado o que el volquete es condescendiente hacia los servidores. Otras culturas consideran que le da poder con habilidad y esfuerzo para que pueda obtener salarios excelentes en una posición de clase trabajadora y recompensa el resultado final para el cliente (¿el servidor hizo que mi comida fuera agradable?).
Cualquiera que sea la cultura en la que creas, debes acatar las costumbres locales. Los servidores en culturas sin propinas saben que su jefe es y que tendrán un cheque de pago constante. Los servidores que inclinan culturas tienen gusto del espíritu emprendedor del servicio (usted señala a cocineros, los muchachos del autobús, etc. para asegurarse de que sus tablas funcionen sin problemas) y los salarios más grandes que tendrían de otra manera (una carrera al fondo en términos de salarios y beneficios).
Como frecuentador frecuente de restaurantes en ambos tipos de culturas: en las culturas sin propinas, me gusta saber qué voy a pagar por una comida cuando la ordeno, pero desprecio el servicio inepto, pasivo-agresivo; al inclinar las culturas, me encanta la atención al detalle y la prontitud, pero odio lo caro e impredecible que puede ser.
En definitiva, existen ventajas y desventajas para ambos sistemas. No es diferente de regatear versus culturas que no regatean.