¿Por qué no sentimos la dulzura de algo después de consumir dulces?

Gracias por el A2A. Todas las formas en que percibimos el mundo tienen que ver con ‘potenciales’, es decir, diferencias en los niveles actuales, debido a una miríada de reacciones en cualquier tipo de sensor (el nombre propio es ‘receptor’) que estamos usando en este momento. Como ejemplo, cuando un fotón golpea la retina, hay una reacción química compleja que produce un potencial, que a su vez se registra en el cerebro como luz, y además la interpretación de esto como realidad. Después de que este potencial se desencadena (lo que se llama ‘umbral de percepción’ el estímulo mínimo requerido para desencadenar una respuesta), el receptor tarda un tiempo en regresar a una condición normal, y durante este tiempo, su función se reduce algo. Esto sucede con todos nuestros sentidos: cuando pasas de un área oscura a una brillante, cuando estás saboreando algo dulce, cuando estás en un concierto y de repente pasas a un área silenciosa, incluso cuando la medicación ‘entra’. Cuando los estímulos son lo suficientemente largos o intensos, el receptor se sobrecarga y puede llevar más tiempo regresar a una situación normal; incluso puede quedar permanentemente dañado.

Ahora, la percepción en la mayoría de los sentidos proviene de la estimulación de una colección de receptores. En el ojo, hay conos y rodes, que perciben diferentes colores y contraste. En la lengua principalmente, compramos también en la garganta e incluso en el ano, tenemos ‘papilas’ de varios tipos, cada una especializada en un tipo de sabor, textura, temperatura o ‘calor o frío’ de sustancias como la capsceína o el mentol. Cuando tienes un perfil que es muy intenso en un aspecto, los receptores reducirán su función, permitiendo que otros receptores contribuyan más al perfil. Esa es la razón por la que las cosas saben tan bien después de lavarse la boca, por ejemplo, o por qué el primer sorbo de un refresco frío es tan refrescante y dulce, e incluso cuando una cosa comienza a tener un sabor diferente después de un tiempo, como en agrias encías.