El peritoneo no es un órgano per se, sino un revestimiento de la cavidad abdominal y casi todos los órganos abdominales. Tiene una superficie serosa, minimiza la fricción entre los órganos y ayuda a mantener los órganos en su lugar, lo que es importante para garantizar que los vasos sanguíneos no se estiren más allá de sus límites y también para evitar que el intestino grueso y pequeño formen nudos. También tiene la interesante función de eliminar las infecciones locales, donde es capaz de establecer uniones con las paredes de los órganos para evitar que las infecciones se vuelvan sistémicas, especialmente cuando ocurren perforaciones. Sin embargo, su efectividad es variable. También almacena grasa visceral, y un gran almacenamiento de grasa aquí es lo que causará la peligrosa “forma de manzana” en personas con sobrepeso, asociada con una mayor probabilidad de eventos cardiovasculares.