No por mí. Ni siquiera me gusta alimentar a mis gatos con el mismo plato.
Mi madre era una enfermera registrada y, a través de su entrenamiento, aprendió a ser una fanática de la esterilidad. Aparentemente recogí suficiente de ella para tener dudas sobre comer del mismo plato de alguien con quien de lo contrario no pensaría nada sobre el intercambio libre de fluidos corporales.
Gracias por señalar otra de mis absurdas idiosincrasias. 🙂