El principal tema de debate es si beber agua durante una comida es perjudicial o beneficioso para el proceso digestivo. No cabe duda de que beber demasiada agua durante las comidas puede interferir con los niveles naturales y necesarios de bilis y ácido estomacal. Esto ralentizaría el proceso de digestión y reduciría la capacidad del cuerpo para producir suficientes enzimas digestivas para digerir los alimentos adecuadamente. Sin una digestión adecuada, puede producirse una acumulación de desechos tóxicos sin importar lo que esté comiendo. Podemos aplicar los mismos principios cuando pensamos en otras bebidas que podríamos consumir durante una comida. En el caso de las bebidas alcohólicas y las bebidas ácidas como las gaseosas, tienden a secar la saliva que han producido sus glándulas, lo que hace que sea aún más difícil digerir correctamente los alimentos. Beber agua u otras bebidas mientras están fríos también ralentiza la digestión y puede crear calambres en algunas personas.
Está claro que beber agua antes y después de comer ayuda al proceso digestivo. El consenso general sobre esto es que beber agua unos 30 minutos antes de comer ayudará a mantener el cuerpo hidratado, lo que resulta en una digestión óptima. Para el hígado, esto también es importante ya que la hidratación corporal en general ayuda a un rendimiento hepático óptimo. Beber agua unos 30 minutos después también puede ayudar a hidratar el cuerpo a través de las últimas partes de la digestión y reponer los líquidos perdidos de la digestión. Es importante tener en cuenta que beber agua durante una comida sería más beneficioso que no beber mientras come si no se ha hidratado adecuadamente antes de la mano. Comer deshidratado puede hacer que el cuerpo tenga dificultades para digerir los alimentos.