Es un componente necesario de la sociedad. Hace un fabuloso tope de puerta y es necesario para similitudes como “tan chiflado como un pastel de frutas”.
La historia registrada se remonta a la antigua Roma, pero el pastel de frutas “moderno” probablemente surgió en la Edad Media como un pastel de celebración para la Navidad. Era la única vez del año en que Joe y Jane Serf podían vivirlo y alejarse de una dieta interminable de potaje complementado por un cerdo ocasional. A medida que el azúcar de las Américas se hizo más disponible, se produjo un exceso de fruta confitada, reduciendo su precio y convirtiéndolo en un ingrediente “ideal” para pasteles de Navidad y Bodas. Además, si le pones suficiente ron o brandy y lo envuelves en una gasa empapada en ron, durará, para siempre, el debate actual sobre qué es lo que tiene más posibilidades de sobrevivir a la próxima extinción masiva: ratas, cucarachas o pastel de frutas
