Ambos son diuréticos que funcionan de diferentes maneras. Si está interesado, continúe leyendo.
El alcohol realmente inhibe una hormona llamada hormona antidiurética (ADH, por sus siglas en inglés). Esta hormona envía señales a los riñones para que vuelvan a absorber agua en el torrente sanguíneo. Cuando el alcohol lo inhibe, los riñones no retienen el agua y es por eso que orinas con mayor frecuencia y volúmenes más altos.
La cafeína por otro lado aumenta el flujo de sangre a los riñones. Esto aumenta la cantidad de sangre filtrada por minuto y contribuye al aumento de la diuresis.