Aquí me gustaría narrar una historia real de intercambio de diálogo sobre el consumo de carne. Grandson era de 8 años y el abuelo tenía 80 años de alto rango de la policía retirado, pertenecía a la secta Radha Soami.
Gran pa: – Dime, hijo de la verdad, si también comes carne como tu padre.
Nieto 🙁 Inocentemente) Sí. Estoy muy encariñado.
Abuelo: – Es pecado comer a alguien para tu gusto. Ya sabes, tienes que pagarlo. En el próximo nacimiento, él te comerá.
Nieto: – ROFL. Entonces, ¿qué abuelo? Si él me va a comer por esta razón, lo he comido, entonces él tendrá que pagar. Que él ya me haya comido es por eso que ahora lo estoy comiendo. (Niño empieza a contar con su dedo murmurando que el pollo me comió, lo estoy comiendo. Luego él me va a comer, lo comeré. Gritó abuelo, es interesante. Pero dígame una cosa, no como pollo entero ni carne de cordero. Cómo comenzará este juego, por qué el pollo, la cabra o el pescado me comerán entero. Imposible. Su historia es mito.
Grandpa se volvió irritado por sus argumentos y lo abofeteó llamándolo mierda de nueva generación.