La mayoría de la gente que conozco creció comiendo carne. Los que son vegetarianos llegaron a esa posición como resultado del razonamiento y la reflexión.
Algunos consumidores de carne nunca han pasado por ese proceso de evaluación crítica de su elección de grupos de alimentos. Cuando una persona así interactúa con un vegetariano evangélico, se sienten abrumados. De repente, se enfrentan a argumentos sobre compasión, ecologismo, etc. Estos argumentos pueden ser abrumadores cuando se los encuentra por primera vez, especialmente si tienen algún atractivo, porque aceptar estos argumentos llevaría a la conclusión de que el omnívoro está moralmente en el mal, y debe emprender un cambio de vida radical.
Creo que esas personas a veces reaccionan defendiendo agresivamente su conclusión (que comer carne es moralmente permisible), a pesar de carecer del marco argumentativo para apoyar esa conclusión.
