Olvídese de las reglas y la lógica aplicadas en exceso: simplemente use su humanidad, su nariz y, luego, su paladar.
La leche puede salir mal tanto antes como después de la “fecha de caducidad” oficial por diversas razones. Su propio cuerpo es la mejor y más precisa herramienta de prueba que tiene en casa en la cocina.
Huela esto. Si no puede oler instintivamente algo malo, proceda a probar una pequeña cantidad, para la prueba fina. Confía en tus instintos. Pruebe de manera consciente, practique el conocimiento de sus sentidos.
Si no huele o sabe mal, ¡está bien beber! Tu cuerpo te dirá si no está bien.