Sugiero usar ajo fresco, finamente picado o hecho un puré: picar el ajo aproximadamente, echar un poco de sal sobre él y usar el lado de un cuchillo para prepararlo. O una mano de mortero.
Sin embargo, puedes estar preguntando porque no te gusta el ajo. Si ese es el caso, debería dejarlo fuera. El sabor del ajo es muy distintivo y no puede ser sustituido. Por supuesto, podrías reemplazarlo con chile o jengibre, por ejemplo, pero eso dará como resultado un sabor muy diferente.