Mantenerlos en el refrigerador los hará durar más tiempo que a temperatura ambiente, y congelarlos los hará durar aún más, siempre y cuando ambos estén en un envase hermético.
Debido a que la rancidez oxidativa sería su factor de deterioro primario, cuanto menos oxígeno y luz estén expuestos, mejor.
Envasado al vacío sería incluso mejor.