El queso realmente no sale mal. En cierto sentido, ya es “malo” porque está lleno de actividad microbiana. Son estos microbios los que crearon el queso en primer lugar. Suponiendo que no hubiera bacterias patológicas en la leche de queso inicialmente, y que no haya habido contaminación desde entonces, no habrá ninguna a medida que el queso envejezca.
Lo que sucederá es que la microflora continuará degradando la grasa y la proteína produciendo compuestos de sabor diferentes y probablemente más intensos. El queso también se secará si no se almacena adecuadamente.
Por lo tanto, si tiene queso azul viejo o cualquier otro queso “maduro” que no quiera comer intente cocinar con él. Una salsa de queso azul o una sopa de apio y queso azul son dos maneras deliciosas para que la leche que se convirtió en queso termine su viaje.
