Depende de tus vínculos emocionales con el pan. Si realmente amas el pan y dependes de su apoyo espiritual, puedes deprimirte y enfermarte o tener tendencias suicidas al privarlo. En este caso, debe buscar un psiquiatra o un panadero.
De todos modos sí, puedes. Los árabes, por ejemplo, no comen pan ni pasteles, excepto muy ocasionalmente.