Ambos son sensuales por naturaleza. Cuando es excelente, ambos calientan el corazón y ayudan a la mente a elevarse. Cuando es malo, ambos pueden ser tan molestos como arrastrar las uñas sobre una pizarra. Tomados en conjunto, buena comida y buena música es una delicia más allá de las palabras. Empujados juntos, la mala comida y la mala música pueden dejar a uno listo para vomitar.
No puedo vivir sin comida No quiero vivir sin música