La depresión puede hacer que cualquier tarea parezca insuperable. Los pequeños comportamientos de autocuidado, como ducharse, cepillarse el pelo y preparar comidas se desglosan sistemáticamente en acciones de mil minutos que juntas convierten incluso las actividades más básicas en desafíos de maratón. Solo comenzar se siente como un compromiso vinculante y sofocante.
Todo ese exceso de pensamiento requiere mucha energía, incluso si el cuerpo está quieto. Aplicar los frenos requiere aún más. Cuando solo la iniciación del movimiento requiere tanto esfuerzo, mantenerlo parece imposible, incluso cuando comenzar es la parte más difícil.
Una vez en movimiento, sostenerlo generalmente no es tan difícil. El ejercicio estimula la producción de serotonina, pero eso no se produce hasta que uno se incorpora. Comenzar pone a prueba la imaginación a veces y la inversión inicial parece imposible cuando parece que no hay energía para depositar.