Después de vivir lo suficiente de la vida y viajar lo suficiente del mundo y comer suficientes comidas increíbles, llegas a un momento de claridad; la buena comida tiene que ver con el contexto.
Sí, la comida de 3 estrellas Michelin que tuvimos en Bélgica fue increíble y visitar algunos de los restaurantes de celebridades me han inspirado, pero las comidas que se volvieron legendarias tenían que ver con “quién y dónde”.
Comer arroz inflado con monjes en un templo a 13,000 pies en el Himalaya es más que legendario. Compartir cangrejo real de Alaskan King con un par de amigos cocinados a fuego abierto y servidos simplemente es un recuerdo que nunca olvidaré. Ser invitado a la casa de un extraño en Borgoña, Francia, por un humilde estofado de marisco, fue tan maravilloso porque me sobrecogió la generosidad del momento.
Pasé 15 años cocinando en restaurantes, así que puedo apreciar agregar esa pequeña sorpresa en un plato para que sea “memorable”, pero las verdaderas comidas legendarias se crean con contexto: amigos, simplicidad, buenos ingredientes y un sentido de gratitud por el momento.
