Pienso: “¡Maldición, menos tocino para mí!”
De hecho, una vez fui amigo de un musulmán que comía tocino. Y fue él quien me argumentó (con éxito) que un musulmán es alguien que sinceramente ha leído el Corán, pensado cuidadosa y sinceramente acerca de las palabras contenidas en él, y se ha comprometido a tratar sinceramente de vivir según los ideales establecidos por Muhammad como él ( el individuo) los entiende mejor. En su propio nombre, argumentó que en base a sus lecturas, la prohibición de la carne de cerdo es un aspecto sin importancia del Islam y que el mismo Mahoma, si llega a los tiempos modernos y educado sobre la diversidad de los seres humanos en todo el mundo, estaría de acuerdo en que la prohibición del cerdo es innecesario y que centrarse en la carne de cerdo es perder los puntos más importantes.
Y cuando lo piensas, nadie está calificado para juzgar si una persona que se declara musulmana es un “verdadero musulmán”, excepto esa persona, y Alá, si uno cree en tal ser. Así que bien puedes tomar su palabra para eso.
Al ver a un musulmán comiendo tocino, no tengo forma de saber si esta persona siente lo mismo, o si realmente cree que comer tocino debería estar prohibido, pero que simplemente no podría resistir toda esa delicia. En cualquier caso, no es de mi incumbencia.
A menos que comiera la última pieza de tocino. En cuyo caso estoy un poco molesto.