Muchos de los sabores comunes a la goma (menta, por ejemplo) son sinérgicos con el azúcar (u otro edulcorante). Cuando el azúcar está presente en la lengua, los aromas de esos sabores se intensifican en el fondo del cerebro y se percibe un sabor intenso.
Al masticar, el edulcorante se disuelve hasta que el efecto sinérgico disminuye y queda poco sabor. Lanza un cubo de azúcar en la boca y el sabor reaparecerá mágicamente.
Los estudios que confirman este efecto probaron mentol en las cavidades nasales de los sujetos. Los niveles de mentol nunca disminuyeron, pero la percepción del sabor cambió según el contenido de azúcar en la boca.
