Porque eso es lo que los normandos llamaron. Aprendieron la palabra de los franceses, y con ella una de esas reglas tácitas que te mantendrán con vida en una situación crítica: cuando se trata de comida, no discutas con un francés. Tú perderás.
Normandos … establecedores de tendencias.
“¡Mantén tus caminos sajones incultos para ti!”
“¡No me avergüences frente a los vecinos!”
Para evitar los brotes domésticos, es mejor estar de acuerdo con la presunción de ofrecer “porc” a los invitados.
Quiero decir … “cerdo” … ¡es tan extraño!
Esta convención todavía se cumple hoy. Todo sabe mejor salpicado con francés: “boeuf”, “mouton” …
El cordero sigue siendo cordero porque 1. Los normandos no lo comieron (no los alimentos). 2. Su palabra (agneau) es peculiarmente fea y difícil de pronunciar.
¿Existe un restaurante que tenga “zanahoria cruda” en el menú? ¿Cuánto es probable que pagues por eso?
Se llamará “crudités”, por supuesto.
Tldr: Porque las palabras en francés son incluso más baratas que la sal y el condimento más efectivo.