Puede ser por varias razones.
Uno es el grosor de la piel protectora. Los plátanos y los arándanos tienen pieles relativamente gruesas en comparación con las frambuesas. Los microbios tienen más dificultades para introducirse en la fruta.
Otra es la química interna de la fruta. Todas las frutas tienen enzimas diseñadas para destruir la fruta después de un cierto período de tiempo, es decir, una vez que maduran. Los plátanos, por ejemplo, madurarán en exceso más rápido que, por ejemplo, las manzanas.
Otro aspecto químico es la acidez. Los ácidos pueden evitar que algunos microbios (no todos) ataquen la fruta. Los cítricos son bastante inmunes a la invasión bacteriana, pero no son inmunes a los mohos y ciertos virus que pueden dañarlos.
