La principal diferencia es que son uvas diferentes.
Los Sauvignon Blancs tienden a ser más ligeros, más crujientes y más ácidos. Son ideales para ser servidos fríos en un día caluroso, como un refrescante aperitivo.
Los Chardonnay son más pesados e ideales cuando se sirven con una comida. Los Chardonnays usualmente se colocan en barricas de roble que cambian sus características.
Sin embargo, cada enólogo pone su giro en el vino y los dos pueden superponerse.
Entre los dos, suelo optar por el Sauvignon Blanc.