Hierva agua con un poco de sal, 5 veces más agua que el volumen de polenta.
Cuando el agua esté a punto de ebullición, vierta gradualmente la polenta en el agua, revolviendo sobre la marcha. Baja el fuego a fuego lento.
Sigue revolviendo hasta que la polenta sea tan espesa como quieras.
En este punto, puede mezclar cosas como hierbas, cebolla picada o pimiento picado, etc.
Vierta la polenta en un molde para hornear forrado con pergamino, o engrasado bastante bien. Alise la polenta hasta un espesor uniforme y refrigere.
Al día siguiente, cortar en trozos y asar a la parrilla o a la parrilla para obtener un poco de textura y marcas atractivas.