Hay narraciones acerca de las comidas que el Santo Profeta usualmente comía. La simplicidad del Profeta no permitió que se sirviera más de un tipo de comida en cada comida. Imam Sadiq narra que un jueves por la noche, cuando el Profeta estaba en la mezquita de Quba, pidió un trago para romper el ayuno.
Aws Ibn Khuli Al-Ansari trajo un gran tazón con una mezcla de leche y miel. El Profeta lo acercó a sus labios (quizás para olerlo), y de repente se negó a beberlo, y dijo:
Esto contiene dos tipos de bebidas. Solo uno es suficiente. No los beberé juntos. Sin embargo, no prohíbo comerlos. Elijo no beberlos para mostrar mi humildad ante Dios, y cualquiera que demuestre humildad ante Dios, Dios lo dignificará. Cualquiera que sea arrogante, Dios lo degradará. A quien sea moderado en su sustento le será dado por Dios, pero el que es extravagante, Dios lo hará privado. Y el que recuerda la muerte a menudo será querido por Dios.23
Esta tradición retrata la satisfacción del Profeta con un tipo de bebida y comida a la vez, y esta satisfacción es preferible, no obligatoria, dado que el Islam es una religión sencilla a seguir.
También indica el estilo de vida ascético en el que vivían los Imams infalibles y las personas rectas; aunque tuvieron la oportunidad de usar las bendiciones mundanas, solo usaron lo que era necesario debido a su modestia y humildad hacia Dios, ya que no se consideraban merecedores de los menos dones divinos y confesaron su incapacidad de agradecer a Dios por sus pequeños favores.
Por otro lado, los arrogantes están completamente ocupados con asuntos mundanos y usan las bendiciones de Dios sin preocuparse por sus favores; en cambio, transgreden del camino correcto y exigen más de él.
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Por lo tanto, el principal consejo del Profeta en esta narración es la moderación en la vida y la abstención de la prodigalidad. Al final de la narración, el Profeta aconseja a las personas que recuerden la muerte, que es una forma importante de preservar al hombre de las desviaciones.